¿A
qué conclusiones se puede llegar después de analizar las diversas formas de
ecumenismo y los principales métodos de diálogo ecuménico?
Primero
que todo debemos considerar que el proceso del diálogo ecuménico no es nuevo, aunque
tenga una fecha en la contemporaneidad, se ve como desde mucho años atrás en la
Iglesia ya existía un interés por conservar el legado de vida que habían
recibido de las propias manos de Cristo cuando se acerco a los poblados de
Galilea a anunciar la Buena Nueva de la Salvación.
Así
como el sembrador sale realizar su tarea y enseña a sus hijos todos los
misterios de la tierra y de la misma semilla, Dios da a su Hijo amado la
potestad de transmitir por medio de su Espíritu todos los dones y bondades de
su misericordia.
Nace
entonces diversas maneras de generar el diálogo ecuménico y de él múltiples
características como amalgama de posibilidades que brindaron puntos de
encuentro entre los cristianos, es así que desde el ecumenismo doctrinal se
sentaron las bases para un diálogo serio en cuestiones de formación litúrgica, unidad en el culto y sobre todo lo esencial
que era la vida en Cristo que es el que propicia la unidad en la diversidad.
Otra
realidad o contexto fue el vivido por el ecumenismo institucional que no fue
más allá por decirlo así de un nivel corporativo o gremial que toco aporto a la
gesta del diálogo generado desde la reflexión doctrinal aunque hubiese causado
algunas incomodidades por los diferencias marcadas en el momento. Correspondió
pues hacer una lectura de discernimiento para comprender los signos de los
tiempos y caminar hacia la construcción de la humanización más que la formación
de una institución.
Qué
bueno es que en este siglo de tantos cambios también se haya dado la apertura
para un ecumenismo misionero que más allá de un credo o manifestación de fe se
comprometió por la unidad de los cristianos, suscitando el renacimiento de la
caridad entre los pueblo como expresión de la justicia, el amor para todos los
seres humanos no importando su credo, raza o nacionalidad.
Como
fruto de este desarrollo ecuménico y acompañado por la gracia de Dios, llega un
momento de bendición como lo es el ecumenismo espiritual que como renuevo y
oasis en medio del desierto invita a la oración, contemplación, a la
penitencia, al abandono total en las manos de Dios y a una convivencia pacífica
como fruto de un pueblo creyente y orante.
Lo
anterior fortaleció el ecumenismo pastoral como acercamiento a otros líderes
religiosos o estatales reconociendo que el fin último es la evangelización de
todos los pueblo cumpliendo así el mandato misionero del Señor: “Vayan y
anúncienles lo que yo les he enseñado”, todo esto en un ambiente de respeto y
apertura generosa, muestra de esto fue su S.S Juan Pablo II y como lo hace
ahora el actual pontífice S.S Benedicto XVI al visitar en lenguaje de amor de
Cristo pueblo y naciones como
embajadores de la paz y la concordia para la humanidad.
Para
que esta realidad se siga alimentando está en el que cada uno de nosotros
también pueda contribuir desde el ecumenismo local y hacer de nuestras
parroquias espacios vitales para la oración y la formación religiosa de agentes
de pastoral, comprometidos con el laicado de Cristo como eco al llamado de la
Iglesia Universal de trabajar por la fraternidad.
Si
esto se da desde nuestras comunidades eclesiales de base podremos facialmente
potenciar el trabajo del ecumenismo social que rompiendo fronteras estará
dispuesto a la acción de vida comprometido con derrocar toda injusticia y
rastros de dolor y miseria humana encarnando verdaderamente el rostro de Cristo
en aquellos lugares donde urge una mano amiga, la mano del mismo Dios.
Este
recorrido tendrá de igual manera tendrá que irradiarse en todo escenario o
espacio donde se desarrolle el ser humano y tendrá que llegar a permear lo que
se ha llamado el ecumenismo secular donde la cooperación en el orden social y
político permitirá reconocer que donde hay justicia, solidaridad y paz está el
mismo Dios.
Me
atrevo a decir que hoy se da un ecumenismo desde las diversas formas un tanto ecléctico donde cada una de sus dimensiones es
útil y necesaria a la cultura y al
momento histórico que el hombre este viviendo. Dios es generoso y permite que
este diálogo como encuentro sirva para
reconocer y reconocerse como hermanos en medio de la diferencia.
Con
todo lo anterior el recorrido es largo y significativo cuando se habla de
ecumenismo y mucho más cuando se analizan los métodos por los cuales se ha
desarrollado (Controversia Apologética, Controversia Irónica, Simbología
Comparada, la Confesionología existencial, Método Histórico, La Alteridad
Dialógica), este último como el que permite un encuentro profundo en la vida
del hombre y la mujer con intencionalidad de trabajar por la construcción del
Reino expresada en la paz.
Todo
método aplicado y los que seguramente vendrán tendrán que seguir surgiendo al
soplo y acompañamiento del Espíritu quien va guiando al pueblo que dócilmente
se acerca a Dios como Padre y es capaz de reconocerle en el rostro de su
hermano. De igual manera será siempre nueva la manera en que el mensaje de
Cristo sea interpretado, aceptado y anunciado por cada hombre dentro de su
religiosidad, pero será en dimensión incluyente de espiritualidad donde se dará
cuenta que ese gran tesoro de vida y salvación que le fue revelado en comunidad
será mucho más rico a medida que se abre a la experiencia de los otros.
Resignificar
la experiencia de vida desde Cristo y con Cristo permitirá que
se asuma una postura de escucha, diálogo y conversión constante.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Tu opinión es importante!