miércoles, 1 de mayo de 2013

Diálogo Ecuménico


    ¿A qué conclusiones se puede llegar después de analizar las diversas formas de ecumenismo y los principales métodos de diálogo ecuménico?


Primero que todo debemos considerar que el proceso del diálogo ecuménico no es nuevo, aunque tenga una fecha en la contemporaneidad, se ve como desde mucho años atrás en la Iglesia ya existía un interés por conservar el legado de vida que habían recibido de las propias manos de Cristo cuando se acerco a los poblados de Galilea a anunciar la Buena Nueva de la Salvación.

Así como el sembrador sale realizar su tarea y enseña a sus hijos todos los misterios de la tierra y de la misma semilla, Dios da a su Hijo amado la potestad de transmitir por medio de su Espíritu todos los dones y bondades de su misericordia.

Nace entonces diversas maneras de generar el diálogo ecuménico y de él múltiples características como amalgama de posibilidades que brindaron puntos de encuentro entre los cristianos, es así que desde el ecumenismo doctrinal se sentaron las bases para un diálogo serio en cuestiones de formación litúrgica,  unidad en el culto y sobre todo lo esencial que era la vida en Cristo que es el que propicia la unidad en la diversidad.

Otra realidad o contexto fue el vivido por el ecumenismo institucional que no fue más allá por decirlo así de un nivel corporativo o gremial que toco aporto a la gesta del diálogo generado desde la reflexión doctrinal aunque hubiese causado algunas incomodidades por los diferencias marcadas en el momento. Correspondió pues hacer una lectura de discernimiento para comprender los signos de los tiempos y caminar hacia la construcción de la humanización más que la formación de una institución.

Qué bueno es que en este siglo de tantos cambios también se haya dado la apertura para un ecumenismo misionero que más allá de un credo o manifestación de fe se comprometió por la unidad de los cristianos, suscitando el renacimiento de la caridad entre los pueblo como expresión de la justicia, el amor para todos los seres humanos no importando su credo, raza o nacionalidad.

Como fruto de este desarrollo ecuménico y acompañado por la gracia de Dios, llega un momento de bendición como lo es el ecumenismo espiritual que como renuevo y oasis en medio del desierto invita a la oración, contemplación, a la penitencia, al abandono total en las manos de Dios y a una convivencia pacífica como fruto de un pueblo creyente y orante.

Lo anterior fortaleció el ecumenismo pastoral como acercamiento a otros líderes religiosos o estatales reconociendo que el fin último es la evangelización de todos los pueblo cumpliendo así el mandato misionero del Señor: “Vayan y anúncienles lo que yo les he enseñado”, todo esto en un ambiente de respeto y apertura generosa, muestra de esto fue su S.S Juan Pablo II y como lo hace ahora el actual pontífice S.S Benedicto XVI al visitar en lenguaje de amor de Cristo  pueblo y naciones como embajadores de la paz y la concordia para la humanidad.

Para que esta realidad se siga alimentando está en el que cada uno de nosotros también pueda contribuir desde el ecumenismo local y hacer de nuestras parroquias espacios vitales para la oración y la formación religiosa de agentes de pastoral, comprometidos con el laicado de Cristo como eco al llamado de la Iglesia Universal de trabajar por la fraternidad.

Si esto se da desde nuestras comunidades eclesiales de base podremos facialmente potenciar el trabajo del ecumenismo social que rompiendo fronteras estará dispuesto a la acción de vida comprometido con derrocar toda injusticia y rastros de dolor y miseria humana encarnando verdaderamente el rostro de Cristo en aquellos lugares donde urge una mano amiga, la mano del mismo Dios.

Este recorrido tendrá de igual manera tendrá que irradiarse en todo escenario o espacio donde se desarrolle el ser humano y tendrá que llegar a permear lo que se ha llamado el ecumenismo secular donde la cooperación en el orden social y político permitirá reconocer que donde hay justicia, solidaridad y paz está el mismo Dios.

Me atrevo a decir que hoy se da un ecumenismo desde las diversas formas un tanto  ecléctico donde cada una de sus dimensiones es útil  y necesaria a la cultura y al momento histórico que el hombre este viviendo. Dios es generoso y permite que este diálogo como encuentro sirva para  reconocer y reconocerse como hermanos en medio de la diferencia.

Con todo lo anterior el recorrido es largo y significativo cuando se habla de ecumenismo y mucho más cuando se analizan los métodos por los cuales se ha desarrollado (Controversia Apologética, Controversia Irónica, Simbología Comparada, la Confesionología existencial, Método Histórico, La Alteridad Dialógica), este último como el que permite un encuentro profundo en la vida del hombre y la mujer con intencionalidad de trabajar por la construcción del Reino expresada en la paz.

Todo método aplicado y los que seguramente vendrán tendrán que seguir surgiendo al soplo y acompañamiento del Espíritu quien va guiando al pueblo que dócilmente se acerca a Dios como Padre y es capaz de reconocerle en el rostro de su hermano. De igual manera será siempre nueva la manera en que el mensaje de Cristo sea interpretado, aceptado y anunciado por cada hombre dentro de su religiosidad, pero será en dimensión incluyente de espiritualidad donde se dará cuenta que ese gran tesoro de vida y salvación que le fue revelado en comunidad será mucho más rico a medida que se abre a la experiencia de los otros.

Resignificar la experiencia de vida desde Cristo y con Cristo  permitirá que  se asuma una postura de escucha, diálogo y conversión constante.

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