– ¿Qué
significa hablar hoy de ecumenismo?
Sin
lugar a dudas el hablar de Ecumenismo
hoy es una invitación a volver a las fuentes y origen mismo del Cristianismo,
es dar la mirada sin apasionamientos a la Historia y Plan Salvífico de
Salvación. Es simplemente desarmar el corazón y hasta la propia mente de
barreras y murallas invisibles que no han permitido cultivar la verdadera fe
del creyente.
El
Ecumenismo nos invita hoy a gozar de la dicha del encuentro fraterno con el que
es mi hermano, mi prójimo de igual manera a abrazar la Escritura fuente de todo
bien y de toda unidad, es también reconocer lo que ha hecho historia y lo que
viene por delante como responsabilidad de lo que hagamos o dejemos de hacer
como cristianos no importando la denominación.
Hablar
de Ecumenismo en la época actual es renovar la mente para los tiempos modernos
donde la Palabra de Cristo sigue actual y actuante, donde es indispensable la
formación y el aprendizaje significativo para poder dar razones de fe desde el corazón, fe desde la mente
(razón), fe desde la acción. Es continuar camino que otras han trazado y
corresponde a nosotros seguir nutriendo.
Es
por eso que es posible un conocimiento para nuestros días mucho mayor de la
realidad y querer de Dios por parte de los hombres, en otras palabras una
experiencia religiosa auténtica que invita a la transformación de vida, como al
descubrir igualmente la presencia universal de todos los dones y gracias en el
curso de la historia religiosa de toda la humanidad, he aquí la importancia de
un encuentro y diálogo ecuménico para nuestro mundo.
Hoy
lo que cuenta en verdad y sobre todo para la Iglesia, hablando como cristiano
católico son los hombres en su realidad particular y la relación de este en
comunidad, interesa mucho más el hombre que cualquier clase de sistema que haya
querido oprimirle a lo largo de la historia, interesa el hombre que con
frecuencia son mejores que las formas
culturales y religiosas mediante las
cuales se expresan. En definitiva el ecumenismo nos permite comprender que los
hombres, y no las religiones son los hijos de Dios.
La
base pues para un ecumenismo en pleno siglo XXI es seguir abriendo las puertas
de nuestra casa la Iglesia, para que de este modo las demás denominaciones
religiosas, credos, manifestaciones de fe puedan ver de una manera clara y
concreta como vivimos al interior de nuestra amada Iglesia Católica y reforzada
la palabra (enseñanza) con el ejemplo de
vida podremos dar testimonio de Aquel que es el Camino, Verdad y Vida para
todos los hombres.
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