lunes, 29 de abril de 2013

Ecumenismo


Para hablar de Ecumenismo, tendríamos que partir de las propias palabras de Cristo cuando oraba al Padre diciendo: “Padre que todos SEAN UNO”, y desde esa roca o baluarte iniciar a construir un acercamiento al tema que nos convoca como lo es ésta experiencia de vida nueva y de encuentro fraterno como lo es el Ecumenismo. 

Podríamos decir entonces que el Ecumenismo es un tipo de diálogo muy especial que se da entre las personas pertenecientes a diferentes credos con la realidad central de que se sienten y son como en realidad lo es, hermanos en el nombre de Cristo.

 Este acercamiento es el reconocimiento que nace del reconocimiento a través de los años de la realidad de Cristo presente en su Revelación total y definitiva en el Plan de Salvación brindado sin distinción a todos los hombres de la historia. Por este motivo es importante recordad que el movimiento ecuménico nace en Edimburgo (Inglaterra), en 1990 impulsado por la experiencia de división de los cristianos en las misiones y se afirmó en ambiente protestante. 

En el campo católico, el paciente y muchas veces incomprendido trabajo de reflexión de algunos teólogos creó un ambiente cada vez menos hostil al ecumenismo. Fue sobre todo el Papa Juan XXIII quien no solo adhirió con fuerza a esta dimensión de la fe sino que hizo de Roma uno de los centros principales de todo camino ecuménico. 

 Claro está que no debe desconocerse el gran recorrido en el sentir de la Iglesia por conservar la unidad que se vivía desde las primeras comunidades de los creyentes de donde encontramos el testimonio vivo en el libro de los Hechos de los Apóstoles. 

 La línea central de acción del ecumenismo es muy clara: vivir en el espíritu de Dios para poder practicar el diálogo doctrinal y la colaboración en el servicio al hombre. Todo lo que nos conlleve a pensar en el otro, a trabajar por él es causa de unidad y de nunca estar solos y mucho más cuando es en beneficio de aquellos que son mis hermanos, así veamos el mundo de forma diferente. Desde aquí trabajar en unidad cristiana es verdaderamente el reconocimiento que Cristo es el Señor de la Historia personal y comunitaria. 

 El paso de la ruptura a la unión es paso del pecado a la caridad, paso, éste también, de conversión. Es el reconocimiento de los errores del ayer y que en su momento el cierre a las posibilidades de diálogo no fueron posibles por múltiples factores tanto humanos como de la historia. Pero es aquí donde se resalta el querer de Dios en su Iglesia por la actuación permanente de su Divino Espíritu suscitando en el corazón de sus fieles y creyentes de las más diversas culturas y naciones el deseo de reavivar el fuego abrazador de la unidad en Cristo Señor y Dios de la Historia. 

 Hoy el Ecumenismo es la acción e intervención directa de Dios en medio de su pueblo y haciendo que la Historia de Salvación se siga escribiendo a la medida que tanto hombres y mujeres de todo el mundo expresan su sed de infinito, clamor de justicia, deseo de la verdad y la vida, sentido de trascendencia ante un mundo separado por los odios y rencores mezquinos de algunos hombres; surge entonces la conciencia de un encuentro profundo con aquel que hace camino a mi lado y no es mi enemigo, sino al contrario que comparte mi mismo norte, aquel que es mi hermano mi hermana, mi prójimo… 

 La búsqueda de la Unidad en medio de la diversidad es más apremiante, mucho más cuando las posibilidades de vida y libertad religiosa son más escasas o incluso poco interés causa. Se requiere pues suscitar un nuevo ambiente donde se vuelva a respirar un clima de espiritualidad que sea incluyente, que convoque a trabajar por lo que es de todos, por aquello que es la totalidad del mundo habitado, del mundo que es máxima expresión del amor y bondad de Dios hacia su pueblo. 


 Apremiante es entonces el lenguaje que se requiere para hacer de este diálogo ecuménico cada vez más efectivo donde la mirada de la (s) Iglesia (s) en conjunto trabajen por la nueva unidad en Cristo y de esta manera presentarle al mundo que el mensaje que se anuncia y predica no va por separado sino que involucra a todo hombre y mujer de buena voluntad. Esto es simplemente aceptar la salvación.

2 comentarios:

  1. un saludo desde usa, para adelante con esté proyecto excelentes textos

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  2. Jhonatan, mil gracias por tu saludo, en unidad de oración por este espacio de reflexión y compartir fraterno.

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